jueves, 27 de noviembre de 2014

LA DERECHA MATA GATOS

Coral Bravo
Retazos
La derecha matagatos
Se ha aprobado la nueva Ley de Caza de Castilla-La Mancha. Y ello sin contar con ecologistas, ni medios rurales ni asociaciones medioambientales; como dios manda
El pasado mes de septiembre fue aprobada la nueva Ley de Caza de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Y ello sin contar con ecologistas, ni medios rurales ni asociaciones medioambientales; como dios manda (que ya sabemos que al clero eso de la democracia y el pluralismo les da mucha alergia). De tal manera que ni siquiera el Consejo de Caza ha tenido la oportunidad de debatir ni exponer sus puntos de vista, puesto que el Anteproyecto de Ley fue aprobado por el Consejo de Gobierno sin tener en cuenta el período de alegaciones correspondiente; como dios manda también, porque a todas luces estos del PP se han tomado lo de la mayoría absoluta al pie de la letra y actúan como los vulgares amos del cortijo, ignorando a cualquier otra fuerza social y política.
Resumiendo mucho, las sugerencias aportadas por las organizaciones ecologistas ni se han contestado, se permite la caza intensiva, se permite matar animales con trampas, se permite cerrar caminos públicos en interés de los cazadores, se autorizan prácticas consideradas salvajes, y se otorgan subvenciones y ayudas cuantiosas del dinero público a esta actividad; en una comunidad autónoma asolada por los recortes, en la que se han cerrado plantas hospitalarias de oncología infantil, en la que se ha despedido a miles de trabajadores públicos, en la que la sanidad ha pasado de ser la mejor de España a ser tercermundista y que encabeza la lista de recortes en Educación, en la que se han dejado desatendidos a casi 3.000 discapacitados. Y la caza recibe un suculento aumento en su subvención. Es de locos. Aunque ya estemos acostumbrados.
Muy lejos de alinearse con los principios más elementales de sostenibilidad ambiental, de respeto a los ciudadanos y a su libre acceso al espacio natural, y de respeto más básico al bienestar animal, este anteproyecto de Ley supone un retroceso secular, tanto a nivel ético como en su visión exclusivista del campo, que parece también querer privatizarle y convertirle en una finca particular. Así son los neoliberales, como la Iglesia, lo quieren todo para ellos.
Pero lo más llamativo y aterrador de esta Ley es que permite disparar y matar a perros y gatos. El artículo 7.5 de la Ley establece que “si bien los animales domésticos asilvestrados no tienen la consideración de piezas de caza, podrán ser abatidos o capturados”. Como en el medievo. Si acabaremos teniendo que practicar con lanzas, escudos y estafermos para poder defendernos de estos políticos medievales, además de los tiros de los cazadores. Los animalillos abandonados no tendrán ninguna posibilidad, sin embargo, y podrán ser abatidos sin miramiento alguno. ¿Quién habla de respeto a la natura, quién habla de los derechos de los animales, quién de la evolución ética de la sociedad que contemple la compasión hacia todos los seres que existen?
Y es que la derecha española parece llevar grabado a fuego en sus genes el amor a la muerte y a la tortura. Para ser más exactos, no es que lo parezca, es que lo lleva grabado. Recordemos los miles de muertos en cunetas que se empeñan en olvidar. Recordemos los fusilamientos en las tapias de toda España. Recordemos su apego a lo que llaman cultura, que no es leer a Galdós ni a Kafka, precisamente, sino torturar y matar con saña y la mayor insensibilidad, a un animal; aunque, eso sí, con verónicas de por medio, que es a lo que llaman arte. Recordemos tantas y tantas tradiciones pías en loor a santos y vírgenes en las que, como el toro de Medinaceli o las becerradas de Algemesí, están llenas de dolor y sangre. Y es que, claro, los de la derecha son tan cristianos que se sienten adheridos al apego a la muerte del cristianismo, ideología que basa su dogmática en la loa al dolor, en la apología del sufrimiento y en la divulgación de la pena y del martirio. Y es que, como dicen los sabios, todo, en esencia, está relacionado.
Y recordemos a un joven candidato del PP a la alcaldía de Talavera de la Reina, Jaime Ferrero, que se dedicaba a cazar y matar gatos por la noche y, como un macabro y asesino psicópata, a fotografiarse con ellos, empalados, mutilados, drogados y torturados.
De educación religiosa, como es de rigor, quizás Jaime pretendía continuar la tradición cristiana de perseguir y exterminar a los pequeños felinos; ya sabemos que la Iglesia católica estuvo siglos persiguiéndolos y exterminándolos en base a varios edictos papales que les atribuían ser reencarnaciones del diablo. Tan cuerdos, tan sensatos, racionales y amorosos ellos. Y en sus homilías nos hablan de amor.
No han cambiado mucho algunas cosas, como vemos. El mundo sin animales sería un infierno, decía Shopenhauer. El progreso moral de una nación puede ser juzgado por el modo en que trata a sus animales, decía Gandhi. Pero las propias leyes de un país supuestamente avanzado y supuestamente democrático permiten matar animales, permiten matar, de manera injustificada y gratuita, a perros y gatos. Como en el medievo más bárbaro, que es a dónde esta gente, los de los valores, nos está llevando. Una repugnante metáfora más de la catadura moral y del sentido de la ética con que están impregnando a este país.
Coral Bravo es Doctora en Filología
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