La voracidad infinita de la Iglesia en Córdoba
Documento con fecha
sábado, 18 de octubre de 2014.
Publicado el
sábado, 18 de octubre de 2014.
Escrito por: Lucas León Simón.Fuente: Rebelión.
Escrito por: Lucas León Simón.Fuente: Rebelión.

Los acontecimientos que están
ocurriendo en Córdoba con la masiva inmatriculación de bienes públicos
por parte de la Iglesia rebasan todo criterio de racionalidad y se
inscriben dentro de lo puramente arbitrario, cuando no delictivo.
Apropiarse, por medio de una ley obscura y
preconstitucional, del monumento emblema e icono de la ciudad, la
Mezquita, y ahondar en su particular itinerario de rapiña, hasta en el
cambio de nombre, es toda una categoría, mucho más cercana al sectarismo
doloso que a la supuesta aconfesionalidad de un también supuesto estado
de derecho.
Pero la perplejidad del ciudadano atracado
y atropellado no queda ahí. Con cuenta gotas van apareciendo nuevas
inmatriculaciones, todas hechas con ocultamiento y sin publicidad
alguna, lo que no deja de ser una prueba de su ilicitud, sino que en un
paradigma que sería hilarante sino fuera trágico, la voracidad infinita
de estos iluminados,que ofertan en su ideología que su “reino de este
mundo”, se apropian alevosamente hasta de la plaza pública.
Todo este confinamiento de la razón, todo
este atropello a la “res pública”, no sería posible si no contaran con
el servilismo y la impostura de unos mal llamado representantes de la
ciudadanía, que anteponen su adoctrinamiento, su alianza de poderes
pasajeros entre la codicia eterna y el sillón provisional.
El papel del Ayuntamiento, Alcaldía y
ediles es un cuerpo místico de impudicia. Bienes seculares del pueblo,
obras costeadas por sufragio de menesterosos, plazas de tránsito de
personas, ideas y culturas, son privatizadas en un aquelarre oculto e
inscritas a nombre de la avaricia con sotana. Es la constatación que
nuestra supuesta democracia se sustenta, en realidad, sobre dos únicos
pilares: la corrupción y la desvergüenza.
No estamos ante unos hechos localistas ni
ante una demanda del aldeanismo. Estamos ante un robo institucional y
hecho en el salvífico nombre de la vida eterna. Si las instituciones,
imaginadas como defensoras del bien público, no reaccionan a nivel
local, autonómico y nacional, estaremos ante uno de los fenómenos que
lastraran la raíz no solo de la democracia, sino de la más elemental
organización de la sociedad.
Substituiremos la fe en los valores por el más absoluto descreimiento. La libertad por la agonía. La democracia por el incienso.

mezquita de Córdoba con procesión
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