Opinión

Retazos
27/06/2013
Si alguien nos dijera que con sólo treinta euros podríamos
apropiarnos de un inmenso edificio de un valor histórico y cultural
incalculable, pensaríamos que nos están tomando el pelo. Sin embargo,
eso es lo que le ha costado a la Iglesia católica la Mezquita de
Córdoba, a través de su filial, el arzobispado de esa diócesis.
El 2 de marzo de 2006 el arzobispado cordobés registró a su nombre
(es decir, a nombre de la Iglesia católica) la Mezquita cordobesa, por
esa módica cantidad, en el registro número 4 de la ciudad. ¿Cómo es
posible? dirán algunos. Pues lo es en base a la reforma de la Ley
Hipotecaria que llevó a cabo José María Aznar en 1998, gracias a la cual
se permite inmatricular a la Iglesia católica los bienes inmuebles de
propiedad pública. Bienes por los que no paga impuesto alguno, y a los
que saca, además, un jugoso rendimiento económico a través de visitas,
explotación, ventas, alquileres, especulación y financiación estatal de
mantenimiento.
El negocio es redondo, pero ahí no termina lo surrealista del asunto,
porque este caso no es más que la punta del iceberg de la voracidad
pía; apropiaciones de este tipo se están produciendo a lo largo y ancho
de todo el territorio nacional desde aquella infame reforma aznariana;
de tal manera que son muchos miles de edificios, monumentos, iglesias,
catedrales, casas de cura, de médicos, arboledas, solares, bienes
artísticos e históricos los que han aumentado las inmensas arcas de la
Iglesia en España en los últimos quince años. Esta organización
confesional posee alrededor del 70 % del suelo de las principales
ciudades españolas, y alrededor del 60% del suelo inmueble español,
además del 80% de nuestro patrimonio histórico artístico. Dado que la
Iglesia católica española es una filial de un Estado extranjero, el
Estado Vaticano, podemos afirmar con rotundidad que más de la mitad de
España no es de España, sino propiedad de un Estado extranjero. Y no lo
han obtenido, precisamente, trabajando.
El pasado día 22 de junio, miembros del “Frente Cívico Somos
Mayoría”, junto a miembros de Córdoba Laica y otros ciudadanos
cordobeses llevaron a cabo un “escrache”, en las puertas del arzobispado
cordobés, denunciando la apropiación de la Mezquita. Y denunciando el
descarado y medieval estado de privilegio en que permanece a día de hoy
en España esta institución, que nos vende muy cara su moral y una
supuesta felicidad tras la muerte si acatamos la represión y el valle de
lágrimas que sus dogmas nos imponen en vida.
La Plataforma por la Defensa del Patrimonio Navarro
(http://plataforma-ekimena.org/) lleva años denunciando estas
apropiaciones del patrimonio público. Solamente en Navarra la Iglesia
católica ha registrado a su nombre más de mil propiedades de titularidad
pública. Multipliquemos por regiones y nos haremos una idea de la gran
cantidad de bienes públicos, algunos del Patrimonio Nacional, que se nos
están expropiando a los españoles en los últimos años.
El asunto es dantesco, aunque más dantesco es que muchos españoles
continúen a día de hoy desinformados sobre este asunto, y que le sigan
otorgando a esta institución el monopolio y la fuente incuestionable de
la moral que, como podemos apreciar, se aleja bastante de ese eslogan
que, desde los púlpitos, gustan de difundir venerando lo divino y
despreciando con ahínco lo terreno.
En este país continúa vigente el Concordato firmado por Franco con el
Vaticano en 1953; un acuerdo absolutamente arcaico y anacrónico que
dota de enormes beneficios y prebendas a la institución católica, y que
es radicalmente contrario a los presupuestos democráticos más básicos. Y
los atajos burocráticos que le concedió Aznar, en base a ese otro
concordato implícito que une y alía a la derecha española con la Iglesia
, la convierten en una institución que ejerce una hegemonía tiránica en
contra absolutamente de los intereses ciudadanos, tanto en el plano
patrimonial como en el plano ético, espiritual y humano.
Por muy adepto que se sea a las creencias que propaga el catolicismo,
hay que ser muy zote para no percibir la enorme incoherencia que supone
el que, mientras miles de familias pasan penurias, millones de
ciudadanos carecen de trabajo y de recursos, mientras se expulsa a miles
de personas de sus hogares en base a unas hipotecas de claúsulas
abusivas, la Iglesia católica, una de las mayores fortunas del planeta,
se apropie de bienes de todos por la módica cantidad de treinta euros.
Decía Friedrich Nietszche que la decisión cristiana de percibir el
mundo feo y malo ha conseguido convertir el mundo en feo y malo. También
decía que “ La esperanza cristiana consiste en despreciar todas las
miserables cosas de este mundo en espera de disfrutar, en el más allá,
de los supuestos goces que los curas nos prometen a cambio de nuestro
dinero.” Qué inmensamente caras nos venden sus parcelas de ultratumba en
ese hipotético cielo.
Coral Bravo es Doctora en Filología
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