Día de la Blasfemia 2012
Documento con fecha
domingo, 30 de septiembre de 2012.
Publicado el
domingo, 30 de septiembre de 2012.
Autor: Alerta religión.Fuente: Alerta religión.
Autor: Alerta religión.Fuente: Alerta religión.
Como otros años celebramos hoy nuevamente el Día de la Blasfemia. Es el aniversario de la publicación, en el diario danés Jyllands-Posten,
de unas caricaturas que resultaron ofensivas a ciertos fanáticos
religiosos que tienen una gran facilidad para ofenderse, a resultas de
la cual amenazaron, hirieron y mataron a unas cuantas personas, mientras
las autoridades de todas las grandes religiones del mundo y muchos
líderes seculares se debatían entre excusas y silencios, algunos
cómplices, otros meramente cobardes.
En el mundo, antes y después de esa fecha, han ocurrido y siguen
ocurriendo violaciones grandes y pequeñas de la libertad de expresión y
de crítica a las religiones, a sus escrituras, sus edificios, sus
líderes y sus personajes ficticios. La elección de este día es, por lo
tanto, una convención arbitraria. Todos los días, en algún lugar del
planeta, alguien con poder amenaza a alguien con menos poder para
mantenerlo en silencio sobre las falsedades propagadas por su religión;
casi todos los días alguien es golpeado, herido o asesinado porque
ofendido a algún dios, es decir, a una persona que cree hablar por ese
dios o estar en contacto directo con él y conocer su voluntad.
El Día de la Blasfemia no tiene como propósito insultar a los dioses
ajenos, pasatiempo inútil, si acaso catártico, pero más propio de
creyentes que de personas que están en paz con su propia visión realista
del mundo. El objetivo de este día es que nadie, por mucho poder que
crea haber recibido de sus dioses imaginarios, olvide que no existen
cosas sagradas e intocables, salvo aquellos derechos que los seres
humanos nos hemos sabido dar y que incluyen el derecho a creer o dejar
de creer, a manifestar nuestras creencias e ideologías, a criticar las
creencias de los demás y a reírnos, si nos parece, de ellas, sin temor y
sin ser acallados: el derecho a dialogar, el derecho a estar en
desacuerdo; el derecho a no prestar atención a los textos sagrados, a
tacharlos o recortarlos; el derecho a no doblar la rodilla ante los
ídolos de otras personas o al paso de patriarcas o príncipes de la
iglesia; el derecho a pisar cualquier suelo donde otros puedan entrar,
sin importar nuestra religión, nuestro género o nuestra vestimenta; el
derecho a la ironía y al sarcasmo, enemigos de la mente literal y
cerrada; el derecho, en fin, a ser ciudadanos y no súbditos de ningún
poder celestial.
P.D.: Este año, al menos, tenemos una buena noticia. El Comité de Derechos Humanos de la ONU, encargado de controlar la conformidad de las leyes de los países miembros con el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, ha afirmado el derecho humano a la blasfemia, urgiendo a los países firmantes a terminar con las leyes que prohíben y penalizan la blasfemia, la “difamación religiosa”, la “provocación religiosa”, la crítica a las instituciones y líderes religiosos, etc. Esto representa una derrota, simbólica pero significativa, contra las iniciativas en favor de la restricción de la libertad de expresión promovidas recurrentemente sobre todo por los países islámicos y apoyadas por el Vaticano y otros estados conservadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario