sábado, 8 de junio de 2013

EL PEDIGUEÑO LECTOR

EL PEDIGÜEÑO LECTOR 

En Burgos, en su avenida del Cid 
A la entrada de la panadería El Horno 
Hay un pedigüeño en cuclillas 
Que lee algo parecido a un libro 
Sin levantar la vista 
Y sin pasar hoja 
Siempre fijo en la misma página 
Espejo de su salud y de su alma. 

Como la Ciudad y la Nación 
Metidas de lleno en el vicio permanente 
De la truhanería y holgazanería 
Él no pasa página 
Fingiendo que lee y enterrado 
En su lamento y callado duelo. 
Tiene un cartelito en el suelo 
Y escrito en él unas letras que dicen: 
“Yo no pido nada…, tan sólo 
Los dineros del capellán”, 
Justo a su lado 
Vemos  un cestillo con dos dineros. 

A esta hora tocan las campanas 
De la iglesia de la Anunciación 
Donde se pide salud, dinero y amor 
Con rigor de meapilas y beatas inciensadas 
Y se perdona a los ricos 
Arrebolados y podridos. 
Todos pasan frente a él 
Y ninguno deja nada. 
No pasa página, y las letras del libro 
Son balas que apuntan 
Hacia su maldita vida. 
¡Ni dios le echa calderilla¡ 

Para vivir bien y beber mejor 
Ni la bondad de los castellanos 
Que hablan siempre en solidario 
Y mienten como bellacos 
Le sueltan la mitad de la propina 
Que le echan al manto de la Anunciación 
En súplica o deprecación 
Dirigida a los extraterrestres 
Que entre los cristianos 
Sólo son dios, la virgen y los santos. 
Y en otras sectas y religiones 
Diversas entidades tenidas por divinas. 

“ Es de la tierra de Rumania” 
Dicen unos; y otro, un médico beatorro 
Le dice: “Dios te guarde, hombre” 
Sin echar propina 
Prosiguiendo: “Ayer le atendí de urgencia 
Y este tío tiene buena orina y buen color”. 
Al chavalote pobre, sin levantar la vista 
Se le escuchó murmurar entre dientes 
Al unísono del toque de campanas: 
“Y tres “hijoputa” al pueblo 
Y al doctor”. 

Daniel de Cullá

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