La historia de cuatro curas mexicanos pedófilos
Documento con fecha
martes, 26 de marzo de 2013.
Publicado el
jueves, 28 de marzo de 2013.
Autor: Emilio Godoy.Fuente: Proceso - México.
Autor: Emilio Godoy.Fuente: Proceso - México.
Una orden judicial emitida hace un par de meses obligó a la
arquidiócesis de Los Angeles a hacer pública una parte de sus archivos.
En esos documentos –consultados vía internet por Proceso– se hace
evidente que en las filas de la Iglesia hay numerosos abusadores de
menores y que la institución se afana en acallar y encubrir esas
conductas ilícitas. Este semanario revisó los expedientes de cuatro
casos de párrocos mexicanos que cometieron actos de pedofilia –uno de
ellos fue del conocimiento del cardenal Juan Sandoval Íñiguez, quien
guardó silencio al respecto– y que a la postre fueron cobijados por el
arzobispado angelino.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El cardenal Juan Sandoval Íñiguez –quien
participó el martes 12 y el miércoles 13 en el cónclave que eligió al
Papa Francisco– guardó silencio acerca de las actividades de un
sacerdote acusado de cometer abusos sexuales contra menores y de las
cuales tuvo noticia.
Cuando aún era arzobispo de Guadalajara, el prelado se negó a colaborar
en la investigación sobre el sacerdote Nemorio Villa Gómez, como sale a
la luz en documentos desclasificados por la arquidiócesis de Los
Ángeles. Así consta en un memorando del 24 de octubre de 2009 de Michael
Myers, en ese momento vicario en esa congregación, a Marge Graf,
consejera general de la misma: “Se recibió otra denuncia en 2008. En ese
momento se creía que el padre Villa estaba viviendo en Guadalajara y
fue enviada una carta al arzobispo de Guadalajara notificándole del
alegato. Nunca se recibió respuesta”, dice el religioso en la nota
consultada en línea por Proceso.
En una carta del 23 de mayo de 1994, con copia a Sandoval, el entonces
vicario de esa congregación, Timothy Dyer, le pide a Villa que se reúna
con él cuando llegue a Los Angeles.
El 29 de enero de 1996 el sucesor de Dyer, Richard A. Loomis, dirigió
una nueva misiva confidencial a Villa y a Sandoval, en la que le niega
al primero la renovación de sus facultades eclesiásticas.
Villa Gómez –cuyo expediente consta de 50 documentos– nació el 7 de
septiembre de 1924 en La Manzanilla, Jalisco, y fue ordenado sacerdote
el 16 de junio de 1957 en Culiacán. Entre 1964 y 1990, año en el que
quedó inactivo, ofició en varias parroquias en Los Ángeles.
Los expedientes –desclasificados por una orden judicial– ofrecen
detalles de la política de encubrimiento y connivencia de la jerarquía
eclesiástica hacia clérigos acusados de pederastia. Al menos cuatro
sacerdotes están implicados en esos hechos: Villa Gómez, Nicolás
Aguilar, Fidencio Simón Silva Flores y Willebaldo Castro.
En julio de 2007 la arquidiócesis de Los Ángeles, encabezada entonces
por Roger Mahony, se disculpó con 508 víctimas de abuso sexual y la
Iglesia llegó a un acuerdo extrajudicial por más de 660 millones de
dólares a causa de una demanda en su contra por su complicidad en esas
agresiones.
El pasado enero la juez de Los Ángeles Emilie Elias dispuso que los
expedientes –122 archivos (que suman unas 12 mil páginas), 83 de los
cuales contienen denuncias de abusos sexuales contra menores– se
hicieran públicos, así como los nombres de los sacerdotes acusados de
pederastia. Pese a ello, los documentos –que se pueden consultar en
internet– están llenos de tachaduras encima de los nombres de los
párrocos implicados.
Lo que queda claro al revisar los expedientes es que la arquidiócesis
de Los Ángeles dio refugio a clérigos de México, El Salvador, Colombia,
España y Filipinas, entre otras naciones, que estaban bajo sospecha de
haber cometido abusos sexuales.
Mahony fue arzobispo de Los Angeles de 1985 a 2011, cuando fue
reemplazado debido a los señalamientos de encubrimiento de sacerdotes
pederastas. El 1 de febrero de ese año fue separado de todos sus cargos.
Nicolás Aguilar, condenado en México por abuso de menores y quien
obtuvo libertad bajo fianza en 1999, es acusado en Estados Unidos por
agresiones sexuales contra al menos 26 menores. Una de sus víctimas,
Joaquín Aguilar, los demandó a él, a Mahony y al arzobispo primado de
México, Norberto Rivera, a quienes acusa de haber protegido al pederasta
en 1987.
Perfil conocido
Una ficha de la arquidiócesis de Los Angeles –fechada el 2 de julio de
1993– dice que había rumores sobre Villa, mientras otra, del 12 de julio
de ese año, señala: “Suele llevar a niños en su auto para comprar
hamburguesas. Me dijeron que los niños lo estaban viendo en la rectoría.
Les dije que no fueran a verlo allí. Cuando dejé la parroquia, los
seminaristas de San Antonio venían a decir que el padre Villa estaba
llevando niños de vacaciones, al cine, etc. Entonces hubo un rumor:
Alguien pedía dinero al padre o esta persona iría a las autoridades”.
El 30 de abril de 1994 Dyer le envía a Mahony un memorando confidencial
sobre esos rumores: “A finales del año pasado recibí reportes de las
Hermanas de San Antonio de Padua de que había rumores fuertes sobre el
involucramiento del padre Villa con niños años antes de que dejara la
arquidiócesis. Lo verifiqué con el padre (tachado), quien fue pastor en
esos años, y confirmó que había habido rumores”.
Sobre el sacerdote pesan al menos tres denuncias de abuso sobre hechos ocurridos a mediados de los sesenta y entre 1978 y 1979.
Un correo electrónico del 22 de abril de 2002 de un remitente cuyo
nombre está tachado, y enviado a Craig Cox, rector del seminario de San
Juan en Camarillo, California, da cuenta de un abuso cometido por Villa:
“Me abrazó, me sopló en el oído, me tocó los genitales”.
La ficha del sacerdote relata que “la hermana de dos jóvenes
notificaron a (tachado) que cuando sus hermanos eran monaguillos” el
padre “les mostraba revistas para excitarlos sexualmente. Uno de los
hermanos no dirá qué más pasó y no hablará” con la Oficina de Asistencia
a la Víctima de la arquidiócesis de Los Angeles. El otro hermano ya
murió.
En 1994 Villa apareció en la parroquia de Jesús Niño, en Guadalajara.
El 12 de abril de ese año un sacerdote le escribe a un destinario, cuyo
nombre está tachado, para notificar que el sacerdote “me está haciendo
el favor de ayudarme a celebrar la santa misa en los domingos y algunas
veces entre semana, sobre todo cuando su salud se lo permite”.
Depredador prófugo
Más grave es el caso del sacerdote Fidencio Silva, acusado en mayo de
2002 por ocho personas de agresión, supervisión negligente y abuso
sexual cometido entre 1979 y 1985.
Silva fue ordenado sacerdote el 1 de enero de 1978 en la orden de los
Misioneros del Espíritu Santo, en Guadalajara. Entre 1978 y 1995, año en
el que abandonó la Iglesia, trabajó en varias capillas californianas.
En una carta del 12 de diciembre de ese año, con copia a Silva,
Domenico di Raimondo, superior de los Misioneros, le avisa a Dyer de
tres documentos relacionados con las denuncias entabladas. El primero es
el “reporte sobre la entrevista con padre Fidencio Simón Silva Flores
sobre una acusación de acoso sexual” del 7 de abril de 1995.
Los documentos aluden a un memorando del 3 de abril de 1995, sobre
(tachado), “alegatos de un exnovicio, quien denunció que el padre Silva
le pedía que se desnudaran, acercamiento sexual. Le pidió que se
desvistiera y se sentara frente a él, le pidió tener una erección frente
a él. En un momento dado, puso sus manos en sus genitales, encontraron
cintas porno en la habitación del padre Silva”.
En un borrador de una carta a Silva del 29 de noviembre de 1995, Dyer
declara que los alegatos habían sido aceptados como verídicos y que será
reconsiderada su solicitud para futuros ministerios en la
arquidiócesis.
Un fax del 2 de abril de 2002, de dos páginas, dirigido a Mahony y en
el cual están tachados los nombres del destinatario y del remitente,
dice: “Estoy escribiendo esta carta para presentarle información sobre
acoso repetido de un joven por parte del sacerdote Fidencio Silva Flores
cuando ofició en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Oxnard. No
puedo localizar al padre Flores y le presento esto para que pueda
entregar cualquier información que tenga de él a las autoridades.
Avíseme del paradero del padre Flores y de cualquier medida que se tome
para prevenir que abuse de otros”.
Otro documento, del 10 de abril –aparentemente un correo electrónico
con los nombres del remitente y del destinatario tachados y con la
leyenda “importancia alta”–, denota que encontraron a Silva Flores:
“Pudimos localizarlo en el número (tachado)”. El documento está firmado
con las iniciales L. M.
El 12 y el 16 de abril de 2002 un hombre reportó a la Oficina de
Asistencia a la Víctima de la arquidiócesis que Silva mantuvo una
relación sexual con él entre 1992 y 1994, cuando tenía 20 años. El 27 de
marzo de 2003 el fiscal de distrito de Ventura, California, lo acusó de
25 cargos por acoso contra ocho menores.
Mahony cardenal USA
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