CARLOS ISERTE/TOLEDO | 27/junio/2011
El cura, que prefiere guardar el anonimato por ahora, señala el artículo 915 del Derecho Canónico que, entre otras cuestiones, establece: “No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave”, como es el caso de “la situación conyugal de la señora presidenta de Castilla-La Mancha”, señala a elplural.com
Doble divorcio. ¿Doble pecado?
Para la Iglesia católica, María Dolores Cospedal se encuentra en una situación objetiva de pecado porque Roma no admite el divorcio y, por lo tanto, reprueba a todos aquellos que rompen la indisolubilidad del matrimonio para luego casarse. En el caso de la presidenta castellano-manchega la infracción eclesiástica es doble, porque no solo ella es divorciada, también su actual marido es separado de su primer matrimonio. Así las cosas, la Santa Sede no titubea al asegurar que éstos (los divorciados) “están impedidos, según la legislación vigente, de recibir la comunión”. O lo que es lo mismo, pueden ir a misa, pero no comulgar. Todo esto sin tener en cuenta que en su momento fue madre soltera, estatus social no aceptado por la Iglesia y particularidad que la enfrentó al ahora ministro vaticano, Antonio Cañizares.
Palabra pontificia
El propio presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Ennio Antonelli, niega que el Papa Benedicto estudie la posibilidad de cambiar su posición sobre los divorciados vueltos a casar, recordando que “los separados no mantienen un vínculo pleno con la Iglesia católica a causa de su situación”, pero aclara que esto no los margina definitivamente de la comunidad cristiana, en la cual pueden participar de diversos modos. “Los divorciados vueltos a casar no están en plena comunión con la Iglesia mientras permanezca su situación; es la situación objetiva la que los pone en contraste con el evangelio, con la palabra de Jesús y la Iglesia es fiel a esta palabra”, indica.
¿Lo sabía el arzobispo?
Al ser preguntado sobre si monseñor Rodríguez era conocedor de la situación eclesiástica de Cospedal, el sacerdote asegura que siempre hay que conceder el beneficio de la duda, “aunque es vox populi que la señora presidenta tuvo un hijo por fecundación in vitro, es divorciada y su esposo, también”, para seguidamente recordar las diferencias entre prelados: “ Si don Antonio (Cañizares) o don Marcelo (cardenal primado fallecido en 2004) hubieran estado en la catedral el jueves, le hubieran negado la comunión como cuando don Marcelo lo hizo con la nieta de Franco en la primera comunión de sus hijos”.
Pregunta canónica
El mismo sacerdote reconoce a elplural.com que varios párrocos se dirigirán al arzobispo para saber si deben permitir a los divorciados “acercarse o no a recibir la comunión”, y le preguntarán si lo sucedido con Cospedal es una excepción, y de ser así, por qué. “Lo que no podemos hacer es discriminar a nuestros feligreses y conceder la comunión a unos divorciados y a otros no”, concreta.
Polémico precedente
En este sentido, el arzobispo toledano ha marcado un polémico precedente sin aparente autorización de Roma, máxime cuando periódicamente es actualidad la decisión eclesiástica de negar la comunión a los divorciados. Sin ir más lejos, el pasado 6 de abril, el sacerdote valenciano José Polo decidió no dar la comunión a cuatro miembros de la Cofradía del Prendimiento, debido a su situación “moral irregular”: tres eran homosexuales y el cuarto era un divorciado que ha vuelto a contraer matrimonio. Y esto es solo un ejemplo de las decenas de casos existentes en el mapa católico español.
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