viernes, 18 de marzo de 2011

VALENCIA Y EL OSCURANTISMO


18/03/2011

El Plural / Artículos de opinión

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  • CORAL BRAVO

    18/03/2011

Retazos

Represión sexual en Valencia

La Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS) denunció hace unas semanas el cambio de modelo educativo llevado a cabo en 2011 en la Comunidad Valenciana en materia de sexualidad. En esta Comunidad Autónoma se ha suspendido la educación sexual que impartían los técnicos de la Consejería de Sanidad en los institutos de secundaria, de acuerdo al Plan Integral de Salud Sexual (PIES). En su lugar, en los centros escolares valencianos se va a recurrir a textos no científicos que siguen la orientación moral y represora en materia sexual de la Iglesia católica y el Opus Dei, tales como la “promoción de la continencia” y la “virtud de la castidad”, según denuncian los sexólogos de FESS.

El asunto se veía venir desde que, en julio de 2010, la Generalitat Valenciana ordenó la suspensión temporal de las clases ordinarias de los PIES, encaminadas a formar al alumnado en materias sanitarias y sociales tan importantes como la información sobre enfermedades de transmisión sexual y su prevención, la legislación sobre el aborto, el uso correcto y responsable de profilácticos, el significado de la sexualidad en la vida de las personas, etc. Según fuentes diversas, esta suspensión se debía a la presión de grupos ultracatólicos que buscan sesgar los contenidos en materia sanitaria a favor de otros de contenido ideológico y doctrinal que, en lugar de educar en la sexualidad, la anulan y la condenan.

Los contenidos impartidos de acuerdo al mencionado Plan Integral de Salud Sexual se adhieren a la Declaración del Congreso de Sexología de 1997, que proclama que “todas las personas tienen derecho a lo largo de su ciclo vital a una educación sexual científica adecuada a su edad”. Pues, al parecer, los responsables políticos del gobierno del señor Camps han decidido negar a los jóvenes valencianos ese derecho, y adoctrinarles en cuestiones “morales” como los supuestos beneficios de la abstinencia sexual, el repudio a la pluralidad sexual y el enardecimiento de la familia cristiana. Y me temo que se resisten a aceptar para los adolescentes valencianos (ignoramos si también para sí mismos) los derechos ciudadanos básicos que aparecen recogidos en la Declaración Universal de Derechos Sexuales. Sirvan de ejemplo el Derecho a la libertad sexual, el Derecho al placer sexual, el Derecho a la información basada en el conocimiento científico y el Derecho a la igualdad sexual.

Todos sabemos del veto, la censura, la demonización y la anulación de todo lo referente a la sexualidad que han ejercido siempre los sectores ultraconservadores y religiosos. Todos, o casi todos, hemos sufrido en nuestra infancia y adolescencia una educación que no sólo censuraba, sino también demonizaba todo lo concerniente a la vida sexual. Las religiones proscriben el sexo y nos inyectan en vena, con respecto a esa faceta de la vida, sentimientos antinatura y malsanos de miedo, pecado, culpa y temor al castigo. Quizás sea porque en realidad proscriben la libertad, la plenitud y la felicidad humana, en aras, quizás, de ese famoso “valle de lágrimas” al que, según parece, los obispos y el gobierno Camps son tan aficionados.

La sexualidad, muy al contrario, forma parte de la grandeza de la vida; y es una faceta más que contribuye, en su aprendizaje responsable, a la salud, el bienestar, la plenitud emocional, la comunicación amorosa y afectiva, y ayuda a configurar la madurez integral del individuo. En realidad, el sexo forma parte integrante e integradora del universo psico-afectivo e, incluso, espiritual de las personas. Por tanto, coartar, manipular y vetar la información sexual que le debe llegar a un adolescente para desarrollarse de manera integral hacia su desarrollo, es restringirle el camino de acceso hacia su autonomía, su madurez afectiva y su futura felicidad.

La represión sexual genera individuos insanos y reprimidos. La negación de los naturales impulsos sexuales y afectivos degenera, por lo común, en actitudes contenidas o promiscuas, en mentes inflexibles, en vidas insatisfechas e infelices, y, en no pocos casos, en perversiones, patologías destructivas y actos de abuso indiscriminado contra los demás, eso sí, a escondidas. Todos conocemos casos de este tipo. Me temo que ésos que se han esforzado en anular la enseñanza de la sexualidad en la Comunidad Valenciana necesitarían unas cuantas clases de educación sexual y afectiva; a ésos que se esmeran en censurar la libertad, y en convertir lo hermoso y natural en fealdad y pecado, les haría falta entender bien el mundo y aprender a apreciar la grandeza y la inmensa belleza que existe en la vida y en todo lo humano. Necesitarían, además, aprender el concepto veraz de moral, y a no vulnerar lo preceptos democráticos tan descaradamente.

Coral Bravo es Doctora en Filología


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