Víctimas mexicanas de abusos sexuales acusan al Vaticano de crímenes de Estado
La Santa Sede será evaluada el jueves en Ginebra por el Comité de los Derechos del Niño de la ONU sobre su respuesta ante los casos de pederastia
Documento con fecha
lunes, 13 de enero de 2014.
Publicado el
lunes, 13 de enero de 2014.
Autor: Inés Santaeulalia.Fuente: El País.
Autor: Inés Santaeulalia.Fuente: El País.
El Vaticano tiene una cita inédita el próximo jueves en Ginebra. El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas
evaluará, entre otras cuestiones, la respuesta de la Iglesia ante los
abusos sexuales a menores cometidos durante décadas por su personal en
todo el mundo. La comparecencia es histórica. Ningún organismo
internacional se había atrevido hasta ahora a cuestionar a la Santa
Sede.
Organizaciones y víctimas estadounidenses, europeas y mexicanas han
aprovechado la ocasión para hacer llegar al Comité en Ginebra informes
con sus denuncias y numerosos casos de pederastia documentados. Desde
México, que presenta más de 200 incidentes particulares, 169
organizaciones y ciudadanos, algunos de ellos víctimas, solicitan que el
caso sea tratado como un crimen de Estado y que el Vaticano sea juzgado
por las Naciones Unidas, aunque eso solo podría producirse en otro
proceso ya que el Comité se limita a hacer una evaluación.
"Padre, suerte con la ONU", le decía este sábado un espontáneo al
exsacerdote mexicano Alberto Athié en el barrio de Coyoacán, al sur del
Distrito Federal. Athié llega este lunes a Ginebra para reunirse con
algunos de los relatores del Comité antes del jueves. El exsacerdote que
colgó los hábitos después de que México y Roma desoyeran sus denuncias
sobre el fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel,
reconocido como pederasta por la propia Iglesia años después, cree que
Ginebra brinda “una oportunidad histórica” para que se haga justicia.
“La Iglesia es responsable porque hubo indicaciones de la máxima
autoridad para proteger a los abusadores y encubrir la pederastia, lo
que multiplicó y prolongó los casos en el tiempo”, dice.
El camino hasta Ginebra comenzó en 1990 cuando la Santa Sede firmó como Estado la Convención sobre los Derechos del Niño.
El tratado obliga a todos los firmantes a presentar informes
quinquenales sobre el cumplimiento de los artículos en sus países. El
Vaticano no cumplió. Solo entregó un primer informe en 1995 y no volvió a
hacer otro hasta 2011, cuando los escándalos de pederastia ya habían
golpeado de frente a la institución. “En todo el documento no hay una
sola mención a los abusos sexuales”, dice Athié.
El Comité aprovechó el pasado mes de julio la entrega atrasada del
informe para cuestionar a la Iglesia por primera vez en la historia.
Solicitó, entre otras cosas, “información detallada de todos los casos
de abusos sexuales cometidos por clérigos, monjes y monjas o puestos en
conocimiento de la Santa Sede”. El Vaticano, en su respuesta, conocida a principios del pasado mes de diciembre,
no cita casos concretos y alega que la investigación corresponde a los
países en los que se cometen los delitos. “Cuando la Santa Sede accedió a
ratificar el tratado, no lo hizo en nombre de todos los católicos del
mundo. Cada miembro de la Iglesia Católica está sujeto a las leyes del
país en el que vive”, dice el documento.
La explicación no convence a las organizaciones ni a las víctimas, que
luchan desde hace años para demostrar la responsabilidad de la
institución en el encubrimiento y protección de los pederastas y en el
desamparo de las víctimas. El escándalo de una conducta que ha resultado
ser recurrente en todo el mundo saltó a la luz pública a comienzos del
siglo XXI gracias a una investigación periodística en EE UU, pero el tema de los abusos ya se mencionaba en el seno de la Iglesia desde hacía décadas.
Una instrucción de 1962 obligaba a todos sus miembros guardar silencio
sobre los casos bajo pena de excomunión y, aunque el documento fue
modificado a lo largo de los años, la esencia se mantuvo incluso en la
revisión de 2001: ante casos de abusos sexuales, secreto absoluto.
“Así se procedió en todos los países, eso es una bomba. Al cura
abusador se le cambiaba de lugar para no crear un escándalo o se le daba
atención psicoterapeuta durante un tiempo para volver a reintegrarlo.
Nunca nadie les dijo a los obispos que denunciaran los casos ante la
justicia”, denuncia Athié. El documento de las organizaciones mexicanas
hace especial hincapié en la figura del fundador de los Legionarios de
Cristo. “En el caso de Maciel el encubrimiento es más explícito porque
hubo una intervención directa del papa Juan Pablo II”, abunda. En 1994,
después de varias denuncias internas, el entonces pontífice nombró a
Maciel líder de la Juventud. En el documento enviado a Ginebra también
se exige que la Santa Sede paralice el proceso de canonización del polaco Wojtyla.
La Iglesia es incapaz de sacudirse el caso de los abusos sexuales que renquea desde hace tres papas. El pontífice Francisco ha querido enfrentarse al tema con la creación de una comisión específica para luchar contra la pederastia
que anunció el Vaticano el pasado mes de diciembre. Entre las novedades
se incluye el apoyo a las víctimas y la colaboración de la institución
con la Justicia. Esta nueva comisión será con toda seguridad uno de los
avances esgrimidos por el Vaticano en Ginebra el próximo jueves. Para
conocer la resolución del Comité de los Derechos del Niño habrá que
esperar al próximo día 31.
El exsacerdote mexicano Alberto Athié. / SAÚL RUIZ
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