Opinión
Valores e Hipocresías
25/04/2013
Su sustento ideológico es, como todos sabemos, los rancios presupuestos ideológicos del cristianismo. Se amparan en su confesionalismo a la hora de justificar, ante los ignorantes, sus supuestas “bondades” que, es evidente, no son tal. Se atrincheran tras esa militancia religiosa para crear ese falso escaparate de valores éticos de los que, tanto en su ideología como en sus acciones, realmente carecen. De hecho, la alianza entre la derecha española y la iglesia es, y ha sido siempre, estrecha, profunda y sistemática. A ambos ámbitos siempre les ha venido muy bien colaborar en extender el oscurantismo y la ignorancia, porque una sociedad ignorante es mucho más fácil de someter y manipular.
Desde que el Partido Popular ha empezado a gobernar, su campaña conjunta con el clero para reinstaurar un feroz confesionalismo en España no ha tenido un día de tregua; nos han habituado a disparates tales como ministros “rezando” o pidiendo a los santos que mejoren la crisis, mientras intensifican el desplome económico del país y el sufrimiento ciudadano, o como incrementar la financiación de la Iglesia católica en tiempos de grave penuria, o como dotar a la enseñanza privada religiosa de suculentas donaciones de dinero de todos mientras se desmantela la enseñanza pública, o como intensificar el adoctrinamiento religioso en la Educación , o como no admitir a trámite propuestas de partidos políticos y colectivos ciudadanos que piden que la Iglesia tribute el IBI por sus propiedades inmobiliarias, siendo, como es, la mayor propietaria de suelo en España después del Estado. Tan es así que incluso algunos colectivos de cristianos de base han pedido a Rajoy que suprima los ingentes y abusivos privilegios que la Iglesia sigue detentando a día de hoy.
Rouco Varela decía en los últimos días que hay que equiparar en la escuela la enseñanza de religión con la enseñanza de matemáticas. Como quien dice que es lo mismo la lluvia que la sequía. Porque nada tiene que ver la ciencia y el conocimiento con la religión, que es lo contrario, irracionalidad y dogma. Quieren seguir adoctrinando a los españoles. Aunque muchos de ellos mueran voluntariamente al perder sus casas, otros involuntariamente por la precariedad de la asistencia sanitaria, en continuo desmantelamiento; aunque miles de ancianos dependientes hayan perdido la posibilidad de ser atendidos adecuadamente, millones de españoles luchen día a día por sobrevivir, miles de discapacitados hayan perdido la asistencia que les corresponde; aunque se esté retirando el oxígeno a los enfermos domiciliarios, aunque miles de ciudadanos busquen comida, si les dejan, en contenedores de basura, porque no tienen recursos mínimos ni otra manera de subsistir; aunque miles de niños españoles padezcan desnutrición. Y mientras tanto, sobrevivimos rodeados de sobresueldos, comisiones, amiguismos, donaciones, privatizaciones, corrupciones repugnantes y abusos sin parangón.
¿Estos son los valores de la derecha? ¿Es ésta su moral? ¿Qué tipo de moral? ¿Qué tipo de defensa de la vida hacen esos mismos que mientras, al pregón de los obispos, se echan masivamente a la calle defendiendo a los cigotos ni se inmutan ante el sufrimiento y la precariedad de las personas, y mientras defienden a capa y espada el sadismo de la tortura animal, metáfora de otras tantas torturas? ¿Qué tipo de “valores” defiende un presidente que se sube el sueldo en plena crisis un 27% mientras congela salarios y despide a miles de trabajadores públicos?
Quizás se trata de una moral inmoral vestida sólo de apariencias e hipocresías. Como ya lo decía Cervantes cuando en El Quijote sentenciaba, refiriéndose a la hipocresía suprema, que “nada es lo que parece, amigo Sancho”. De ahí quizás ese empecinamiento por la enseñanza dogmática y adoctrinadora, porque el conocimiento y la enseñanza científica y racional desvelan muchas incógnitas que existen tras el escaparate de sus imposturas, y les delata. Lejos de defender y expandir la moral universal, tolerante, fraternal y solidaria a la que aspiramos la mayoría de los seres humanos, defienden esa moral cristiana arcaica que disfraza de bondad el afán de constreñir y amordazar la dignidad y la libertad humanas. Ya lo decía en el siglo XVII el moralista y escritor francés Jean de la Bruyère cuando denunciaba que “…hay una falsa gloria que es ligereza, una falsa virtud que es hipocresía y una falsa santidad que es vileza”.
Coral Bravo es doctora en Filología
Ver todos los artículos de Coral Bravo.
elplural
No hay comentarios:
Publicar un comentario